La crianza de los tigres, el competitivo modelo educativo de China

2022-10-09 22:15:04 By : Ms. Linda Liu

Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.

El pensamiento de Confucio sigue impregnando la cultura oriental. No importa que sus enseñanzas y su legado tengan ya más de dos mil años. Sus aportes se arraigan en la filosofía, la cultura y el pensamiento de su gente como una semilla difícil de arrancar. Esto puede tener ventajas en múltiples áreas de la vida, pero también alguna limitación que convendría repensar, meditar o reformular.

El concepto de la “crianza de los tigres” adquirió cierta popularidad hace unos años gracias a la publicación de un libro. Amy Chua, profesora de Derecho de la Universidad de Yale, es autora del polémico trabajo titulado Madre tigre, hijos leones; en las páginas de este interesante ensayo cuestiona la permisividad y la escasa exigencia del modelo educativo de occidente.

En su lugar, propone ese modelo que, durante años, ha logrado que China diera al mundo jóvenes brillantes y preparados en distintas áreas de la ciencia, el deporte y el arte. Ella misma educó a sus hijas en la excelencia y la disciplina siguiendo el método chino. Sin embargo, como apuntó en una parte del libro, su hija de 13 años se le rebeló en un momento dado. Algo que le obligó a reflexionar en su figura como madre.

Las filosofías educativas de talla única, como las basadas en las técnicas confucionistas, se basan en la presión y el autoritarismo. Los progenitores se convierten en esos fieros instigadores: buscan modelar a sus hijos para que sobrevivan en un entorno altamente hostil y competitivo.

Este es un modelo que puede atraernos desde un punto de vista social, psicológico y antropológico. Pero, como bien podemos imaginar, la impronta de este ideal educativo deja serias secuelas en los jóvenes estudiantes…

La filosofía confuciana ve a los hijos como fieras que hay que saber dominar y educar para que sean leales a la familia, y traigan el éxito al hogar.

Cada año se convoca en China el gaokao, el feroz examen de acceso a la universidad. El país queda casi paralizado durante dos días porque más de 10 millones de jóvenes se juegan su destino. En la atmósfera, la ansiedad, la angustia y los nervios son casi palpables. Esos chicos y chicas aspiran, nada más y nada menos, a ascender a una determinada escala social.

El resultado de esta prueba marcará que los que obtengan las notas más altas accedan a las mejores universidades del país y después, un permiso para vivir una de las ciudades de China más elitistas. El resto optará por un centro de menor nivel y un futuro vinculado a cualquier núcleo de provincia. Sin embargo, más allá del éxito o fracaso académico, está honrar o defraudar a la familia.

Buena parte de los padres asumen desde el nacimiento de los hijos la filosofía de la crianza de los tigres. El objetivo no es otro que promover en los vástagos el compromiso en el esfuerzo para alcanzar logros académicos. Lograr una educación superior de calidad es símbolo de estatus y esa meta anhelada por los progenitores. Fallarles es poco más que un atentado moral a la unidad familiar.

En muchos países de oriente, como es el caso de China, la educación es la puerta de acceso al éxito para mejorar el estatus socioeconómico.

La imagen filosófica de la crianza de los tigres tiene su origen en los textos de Confucio. El pensador chino ensalzaba las estructuras familiares jerárquicas, esas en las que los progenitores actuaban como tigres que educan/doman a sus hijos. Valores como la lealtad, la devoción a la familia, el esfuerzo en el trabajo y la honestidad eran los pilares que edificaban esa crianza.

En la actualidad, esos principios se han adaptado a la cultura imperante de la Asia Oriental, como es el caso de China. Los progenitores aspiran a educar a unos hijos-león que sean capaces de abrirse paso entre la selva de la competitividad. Su éxito académico es el único medio de lograr una buena posición socioeconómica en una sociedad de clases.

Las estrategias que aplica la crianza de los tigres se basan en los siguientes principios:

La educación en China es ese ascensor social que permitirá al joven tener una vida de mayor calidad y honrar a su familia. Esta presión psicológica es un factor que no todos pueden soportar. 

La tasa de suicidios en China es de 10,02 por cada 100 000 habitantes. Esos datos están por encima de la media a nivel mundial. Bien es cierto que detrás de estos números hay una considerable heterogeneidad oculta. Sin embargo, no podemos dejar de lado el hecho de que una parte de esas personas que optan por quitarse la vida son jóvenes.

Un estudio de la Universidad Central del Sur, en Hunan, China, nos indican algo relevante. La depresión entre los estudiantes universitarios chinos es extremadamente alta. Acceder a la educación superior no garantiza, ni mucho menos, la satisfacción por haber honrado a la familia y obtenido ese ansiado fin. La presión continua; de hecho, nunca termina.

La crianza de los tigres que busca convertir a los hijos en “leones prodigio” no siempre los aboca al éxito y la satisfacción. Estamos ante chicos y chicas traumatizados, con problemas inherentes de estrés y ansiedad. Son jóvenes alineados por sus familias y con escasas competencias psicosociales. Todo ello conforma una bomba de relojería para la salud mental.

Los modelos educativos estrictos, cargados además de ideología, restan libertad al individuo y la oportunidad de convertirse en lo que uno quiera y desea. Ya sea león, gacela, delfín o águila real.

Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.

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