Peel P50, la historia del coche más pequeño del mundo que cabe en un ascensor

2022-10-09 14:01:42 By : Mr. Victor Yu

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El Peel P50 es tan pequeño que puede meterse en un ascensor 

El joven británico Alex Orchin parece no tener miedo ante la subida del precio de los combustibles. Esconde un as bajo la manga para “burlarla”’ o cuanto menos minimizarla. Llenar el depósito de su coche le cuesta unas 7 libras esterlinas, al cambio unos ocho euros y medio (hoy algo más debido al incremento de las tarifas del carburante por la guerra de Ucrania).

Su automóvil no es uno cualquiera; es un Peel P50, del que apenas se fabricaron medio centenar de unidades. Seguramente, la mayoría de nuestros lectores nunca hayan oído hablar de él, aunque no es un modelo nuevo: data de 1962, es decir, hace ya 60 años.

El P50 pesa tan poco que se puede empujar fácilmente

La singularidad de este ejemplar es que, a pesar del paso de las décadas, sigue figurando en el Libro Guinness de los récords como el coche más pequeño del mundo. Su tamaño es tan reducido que podría transitar sin problemas por los pasillos de las grandes corporaciones e incluso usar el ascensor para cambiar de piso, porque en esos lugares las puertas acostumbran a tener más de 90 cm de anchura. De hecho, en 1963, como ardid publicitario, la marca subió un modelo en ascensor hasta lo alto de la Blackpool Tower y lo paseó por la terraza.

Asimismo, lo demostró en su día el popular presentador del programa televisivo Top Gear, Jeremy Clarkson, en los edificios de la BBC. Él mismo lo describió como “tan estrecho como una cabina telefónica y más corto que una Vespa”. Sin duda, una definición perfecta, puesto que mide solo 134 cm de longitud y 90 cm de anchura, mientras que su altura es sólo 1 metro.

El P50 nació en Peel, población costera de la Isla de Man, y se comercializó allí entre 1963 y 1964. No tuvo gran éxito, apenas se hicieron 50 ejemplares. Quizás por eso algunos coleccionistas lo buscan y se han llegado a pagar hasta 120.000 libras por uno de los auténticos (unos 145.000 euros), un precio estratosféricamente por encima de las 199 libras originales (238 euros).

Sus orígenes posiblemente se deban a que se pensó en la demanda potencial de un coche económico para pequeños desplazamientos insulares. Se trataba de un vehículo apto “para un adulto y la cesta de la compra”, sin comodidades. No tuvo mucho éxito entre los lugareños y la mayor parte de la exigua producción se vendió fuera de la isla.

No puede decirse que la carrocería sea un dechado de belleza. Pero era lo que podía hacerse con medios artesanales. Estaba realizada en fibra de vidrio, material que utilizaba entonces la empresa fabricante Peel Enginnering, que se dedicaba a la producción de carenados para motocicletas -qué menos tratándose de la Isla de Man, célebre por ser sede del Tourist Trophy, la carrera más antigua y mortífera de las dos ruedas- antes de pasar a fabricar pequeñas embarcaciones.

El acceso se realiza a través de una única puerta de apertura suicida 

Así, el peso del coche, cuyo chasis era tubular de acero, estaba justo por debajo de los 60 kg, es decir, menos que muchos de los scooters que actualmente se utilizan para la movilidad urbana. Así que bastaba un pequeño motor de 50 cc para moverlo. Tenía solo una puerta en la parte izquierda –en Reino Unido se circula por ese lado- y tres ruedas. El propulsor empleado procedía de una pequeña moto, un DKW de 49 cc y 4,5 CV, con cambio 3 marchas pero sin marcha atrás, que le permitían rozar los 60 km/h. ¿Y qué hacían los propietarios ante la ausencia de la marcha atrás? El escaso peso del coche permitía empujarlo o darle media vuelta levantándolo por la parte de atrás

En cuanto al equipamiento, montaba un único retrovisor -en el lado derecho para "vigilar" el tráfico que viene adelantando-, un limpiaparabrisas y un faro. Carecía de velocímetro porque técnicamente la legislación británica lo asimilaba a motocicleta. Y un detalle curioso, el primer prototipo tenía una rueda delantera y dos traseras, justo al contrario de lo que fue el modelo ‘de serie’.

Alex Orchin posa junto a su Peel antes de emprender un viaje de 1.500 km con fines benéficos 

Orchin no pagó las sumas que los grandes colecciones estaba dispuestos a pujar por él. Para este inglés de 31 años, el Peel fue una obsesión desde que lo descubrió, de niño, en el Museo del Motor de Beaulie. Hace unos 4 años se le puso a tiro un ejemplar, que utiliza con regularidad en los desplazamientos por su pueblo de East Sussex. Cabe señalar que también lo utilizó para llevar a cabo un viaje solidario muy especial. Recorrió 1.500 kilómetros, de Escocia a Cornualles, para recadar fondos para la fundación Children in Need.

El P50 regresó al mercado hace poco más de una década, también con versión descapotable

Hay que decir que en 2010 el Peel regresó con el nacimiento de P50 Cars. Estos coches se fabrican bajo encargo por MiniCars Especialist. Además, se pueden encargar completamente acabados o en forma de ‘kit’ para que el cliente lo monte en casa; una operación que emplea unas 50 horas de trabajo. Este nuevo modelo conserva la línea de su predecesor, pero es algo más grande (9 cm más ancho y largo, para alcanzar los 99 cm o 1,05 con retrovisores, y 1,37 m); también es más alto y pesado (105 kg). 

Entre otras mejoras, equipa dos retrovisores, frenos de disco y puede montar propulsores más potentes, tanto de gasolina de hasta 125 cc -con cambio por variador continuo, como en los scooters actuales- como eléctricos, que son los más demandados. El P50 eléctrico alcanza los 50 km/h y tiene una autonomía de 400 km, según el fabricante.

Peel se atrevió más adelante con un segundo modelo, de tamaño algo mayor para acoger dos plazas, que bautizó como Trident. Medía 1,83 de largo y 109 cm. de ancho. Su particularidad estribaba en que la parte superior era una ‘burbuja’ de plexiglás y ofrecía visión panorámica, incluso cenital. La burbuja o capota, basculaba para permitir el acceso al interior. ​La base era la del P50, incluso su motorización, pero era algo más rápido gracias a su mejor aerodinámica. P50 Cars ofrece también este tipo de carrocería, con motor eléctrico y una versión con mayor ambición, ya con cuatro ruedas y dos motores eléctricos capaz de ‘rozar’ los 90 km/h.

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